Las perturbaciones en la depresión pueden verse en términos de la activación de un conjunto de tres patrones cognitivos principales, en los cuales el individuo comienza a verse a sí mismo, al mundo y al futuro de una manera idiosincrásica.

En un estado deprimido, la persona tiende a interpretar los eventos cotidianos de manera negativa como una derrota, privación o depreciación. Él ve su propia vida llena de una sucesión de cargas, obstáculos o situaciones traumáticas.

Uno de los procesos esenciales de la depresión clínica es la perspectiva negativa de uno mismo. El individuo deprimido a menudo acepta rápidamente la culpa o la responsabilidad por los eventos adversos y atribuye la culpa de los hechos negativos a una falta imaginaria de esfuerzo, talento o habilidad.

El tercer componente es mirar el futuro de manera negativa. La persona deprimida tiene una tendencia a anticipar que sus dificultades o sufrimiento actuales continuarán indefinidamente.

La felicidad no depende de situaciones ideales, sino de nuestra salud mental. Necesitamos muy poco para ser felices. Valora lo que tienes.

La pérdida de motivación espontánea, o parálisis de la voluntad, ha sido considerada en la literatura clásica como un síntoma por excelencia de la depresión. La pérdida de motivación puede verse como resultado de la desesperanza y el pesimismo. Conociendo las cogniciones de un individuo, uno puede predecir su motivación o falta de motivación y, por lo tanto, cuando la cognición cambia, la motivación puede cambiar.

El objetivo de la terapia es modificar los patrones cognitivos idiosincrásicos para reducir la vulnerabilidad cognitiva del paciente a futuros episodios y ayudar al paciente a adquirir objetividad frente a sus reacciones automáticas. El paciente está orientado con sensibilidad para reflexionar críticamente sobre la evidencia que confirma o refuta los pensamientos y creencias psicopatógenos.

Al modificar el procesamiento cognitivo negativo, el paciente adquiere habilidades y registros de atención relevantes, comenzando a reconocer los vínculos entre algunas cogniciones y afectos dolorosos. La persona comienza a mostrar una mejora progresiva en la desesperanza, mejora en la visión de sí mismo, la motivación y el estado de ánimo.